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lunes, 11 de febrero de 2013

NICO

Por fin os presento a NICO, el veterano de la casa, mi Nicotín querido, mi perro, mi fiel amigo...
Su historia comienza nada menos que hace once años.....una fría tarde de diciembre, estaba yo en casa, de baja por un esguince cervical..., tras haberlo meditado y deseado largo tiempo, me decidí por fin, me deshice del incómodo collarín del cuello ( más que nada para que no me pillara la guardia civil conduciendo de esa guisa) y corrí a la protectora con la ilusión de adoptar un perrillo, cuánto me equivocaba, y digo esto, porque no fui yo sino él quien me adoptó a mi,  nada más verme corrió hacia mi saludándome, tan pequeñito, dos mesecitos tenía, moviendo su corto rabito, no sé si es así de nacimiento o algún malnacido se lo cortó.
Me miró con sus ojillos puros y nobles, y decidió que yo sería su dueña y compañera. Salí de allí contenta por una parte, pero por otra con el corazón encogido por todos los que se quedaban.
Subimos al coche, se acurrucó a mi lado, y desde entonces no nos hemos separado.
Siempre ha estado a mi lado, en los buenos y malos momentos, que ha habido muchos.

Sobre todo ha sabido acompañarme y confortarme en los malos, dicen que ahí sabes quienes son tus verdaderos amigos, pues él lo es, con todas las palabras y en mayúscula. Siempre ha sabido percibir como nadie mis estados de ánimo y estar ahí, a mi lado, creo que es más inteligente que yo, porque él me entiende a mí mucho mejor que yo a él.

Cuando he estado triste ha puesto suavemente su cabecita en mis rodillas, tantas veces, mirándome fijamente y rascándome con la patita, "no te preocupes, yo estoy aquí", parecía querer decirme...eso quien tiene perro y lo quiere sabe como yo que no tiene precio.

Ha vivido y aceptado con paciencia el trasiego de perros y gatos recogidos que han pasado por casa y a los que hemos buscado hogar.

Cuando Nico tenía 3 añitos nació mi hija, también la aceptó, al principio con curiosidad y algo perplejo, creo que no daba crédito que yo hubiera tenido la ocurrencia de traer a casa un pequeño humano llorón y escandaloso. Pero han ido creciendo juntos, ha sido el juguete de la niña, aguantando con paciencia y sin un mal gesto jamás, que lo vistiera con ropa de sus muñecas y lo paseara en un carrito, o que lo pintara de rosa y morado, incluso en una ocasión le pintó los labios de rojo, para que estuviera guapo, según ella.

Cuando dí a luz supliqué a mi madre que me lo trajera al hospital, a la calle, para poder verlo a través de la ventana, serían las hormonas, pero al verlo lloré como una tonta.

Sé que moriría por mí...y yo por él, tiene ya once añitos, a veces renquea al subir las escaleras, pero ya no me fío, creo que es para despistar, porque en cuanto pilla la puerta abierta sale disparado como una liebre, todavía tiene ganas de novia.

Pero va camino de doce años... y cuando le llegue el momento de cruzar el arco iris...yo estaré a su lado, y como dice Reverté, cuando muere un perro noble y valiente nuestro mundo se hace más oscuro y más pequeño...mi mundo se encogerá...pero no quiero pensar en eso, porque ahora sigue siendo mi amigo fiel, y espero que esté a mi lado once años más.